Experiencias con mujeres de la región semiárida sobre género y clima
Riva Almeida Coordinadora Territorial del Centro Sabiá en Sertão do Pajeú
«Antiguamente, la lluvia solía parar antes de llegar», así describía Maria José Henriques su percepción del «Cambio Climático». Dijo que hoy en día ya no se oye ese «ruido» que solía acompañar a las nubes cargadas de agua durante los inviernos en el interior. Mantuvimos esta conversación con agricultoras de Itapetim, municipio de la región del Alto Pajeú. También hablaron de la sensación de calor mucho más fuerte últimamente. Estas campesinas son defensoras y guardianas de la Caatinga, la selva Semiárida, y del agua que allí se siembra y nace. Sus impresiones y observaciones sobre este cambio climático que avanza sobre el planeta son muy importantes, porque son precisamente las mujeres las más afectadas por las consecuencias de este fenómeno global.
Vivir en la región semiárida se ha convertido en un reto aún mayor en este contexto de «Calentamiento Global». Sin embargo, frente a esta amenaza están las experiencias de vivir en este entorno. Los habitantes de este lugar han salido adelante con una reacción inteligente ante periodos de sequía prolongada, especialmente el más reciente entre 2012 y 2018. Siete años de sequía se consideraron los más largos de los últimos 100 años. Y ésta fue la mayor prueba de resiliencia experimentada por las mujeres sertanejas. La resiliencia es la capacidad de recuperarse tras una crisis, y esto es lo que entiende la gente del sertanejo, especialmente las mujeres, que son las responsables en la inmensa mayoría de las comunidades y hogares rurales de gestionar el agua: para beber, cocinar, bañarse y limpiar la casa, para dar de beber a las gallinas y las cabras. Son ellas las que cargan con la responsabilidad de mantener a la familia en tiempos de adversidad.
Tenemos que aprender sobre resiliencia de estos agricultores. También en esta conversación con ellos, que supuso mucho aprendizaje, nos hablaron de las estrategias que utilizan para superar los periodos de crisis, cuando el agua escasea y necesitan estar preparados para aguantar sin tener que desarraigarse de la tierra, como hace mucha gente, no por deseo, sino por necesidad. Y luego dicen que se ha hecho menos doloroso pasar por esos momentos, que ya son esperados en la realidad de la región semiárida. Las cisternas, los sistemas de reutilización del agua, la agrosilvicultura, los traspatios productivos, la generación de ingresos no monetarios representados por los alimentos producidos y presentes en la mesa, todo ello son prácticas para vivir en la región semiárida y adaptarse al cambio climático; iniciativas valiosas y audaces de las que son pioneras principalmente las mujeres agricultoras. Todo esto necesita hacerse visible, porque es en las prácticas agroecológicas lideradas por mujeres donde encontramos las respuestas para un Semiárido justo, con la Caatinga en pie y un mundo con vida en abundancia.
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