¡Agua, muy preciosa!
Juliana Peixoto
Zootecnista y coordinador territorial del Agreste do Centro Sabiá
«¡Tierra! ¡Planeta de agua!» ya cantaba el compositor Guilherme Arantes, esto se debe a que el planeta tierra está compuesto por un 70% de agua, este dato aislado nos lleva a alimentar la ilusión de que tenemos agua en abundancia, sin embargo menos del 1% del agua dulce está disponible para el consumo humano. La seguridad hídrica está cada vez más amenazada, agravada por la contaminación, la falta de saneamiento, el agua es uno de los recursos naturales que más refleja el impacto del cambio climático.
El mes de marzo, 22, se celebró el día mundial del agua, esta fecha fue creada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la Conferencia de Río-92 para recordarle a la población, anualmente, que este recurso es finito y cada vez es más escaso. Durante el evento se dio a conocer la “Declaración Universal de Derechos de Agua” por parte de la ONU, de la cual extraemos el art. 2, que hace una caracterización de este preciado bien.
«Arte. 2º – El agua es el alma de nuestro planeta. Es la condición esencial de vida de toda planta, animal o ser humano. Sin ella, no podríamos concebir cómo es la atmósfera, el clima, la vegetación, la cultura o la agricultura. El derecho al agua es uno de los derechos fundamentales del ser humano: el derecho a la vida, tal como lo establece el art. 3 de la Declaración de los Derechos del Hombre.”
La región semiárida ocupa el 12% del territorio nacional y presenta un régimen pluvial irregular, lo que presupone la estrategia de acopio de agua para la convivencia en la región. La dificultad termina siendo mayor para las familias rurales que no cuentan con cisternas, una tecnología social para captar y almacenar agua de lluvia, que ha cambiado la vida de las familias campesinas de la región.
El Programa Un Millón de Cisternas (P1MC) de la Articulación del Semiárido (ASA) construyó 1,5 millón de tecnologías, marcando la diferencia para cinco millones de brasileños, pero no alcanzó la universalización. Entre 2020/2021 sufrió un recorte de cerca del 94%, el mayor desde su creación en 2003. Y con eso, a los que aún no tienen cisternas se les niega el derecho de acceso al agua.
Pedimos a toda la población conciencia ecológica sobre el uso del agua, y en particular, y a los gobiernos, en nombre de las familias campesinas de la región semiárida, hacemos un llamado al fortalecimiento de la política pública, a través del programa cisterna que ha contribuyó fuertemente a marcar la diferencia en la vida de las familias campesinas.
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