Agricultura urbana y tres años del Huerto Agroecológico Popular Dandara

Simone Arimatéia
Técnico en Agroecología y asesor técnico de Agricultura Urbana y Periurbana en el Centro Sabiá

Un día de trabajo en común para cuidar el huerto y recoger la cosecha. Colección Maria Menezes/Centro Sabiá

La agricultura no es nada nuevo; el hábito de cultivar alimentos cerca de donde se vive existe desde que el hombre dejó de ser nómada y empezó a asentarse en un terreno, cultivar alimentos y domesticar animales. Lo que cambió fue la aparición de las ciudades y la reducción del espacio cultivable dentro de los grandes centros urbanos con el paso del tiempo.

La falta de espacio en los hogares, los patios traseros, una zona utilizada para pequeños cultivos, la cría de animales y la cocina colectiva, ha provocado cambios en los hábitos alimentarios de las familias, a lo que se suma la abundante disponibilidad de alimentos procesados y ultraprocesados que se venden a bajo coste. Las zonas de recolección de fruta también son cada vez más escasas debido a la deforestación y la especulación inmobiliaria, lo que deja a la población a menudo sólo con la posibilidad de comprar la fruta.

En general, ya no hay grandes zonas verdes en los centros urbanos, hay contaminación atmosférica por la emisión de gases tóxicos, aumento de las temperaturas y crecimiento desordenado de las ciudades. Estos son algunos de los factores que nos alertan sobre la necesidad de repensar este modo de vida urbano. En este sentido, conviene recordar que está en la esencia humana relacionarse con la naturaleza, al fin y al cabo formamos parte de ella, y de esta relación depende nuestra supervivencia.

Vivir en una gran ciudad hoy en día a veces no te permite relacionarte con el entorno. Es frecuente oír a la gente decir que, por ejemplo, nunca ha estado en un bosque. Esta falta de contacto con la naturaleza nos pone en un lugar de enfermedad, donde podemos ver que como sociedad vivimos mal, sin tiempo, ansiosos, insomnes, obesos y desnutridos. Según los datos del censo IBGE 2023, el 5% de las ciudades brasileñas concentran más de la mitad de la población del país. Se trata de una estadística preocupante que apunta a la creciente concentración de la población en zonas pequeñas y en las que casi no se producen alimentos. En otras palabras, la alimentación está básicamente vinculada a la compra de alimentos. Las personas en situación de vulnerabilidad y/o desempleo tendrán más dificultades para acceder a los alimentos.

La Sra. Sandra, agricultora del huerto, muestra orgullosa su papayo. Colección Maria Menezes/Centro Sabiá

Con este telón de fondo, el 25 de agosto celebramos el tercer aniversario del Huerto Agroecológico Popular de Dandara. Este espacio surgió en plena pandemia del COVID-19 con el deseo de crear un lugar abierto de contacto con la naturaleza en medio de la ciudad y de producir alimentos sin veneno, ante la difícil situación en la que se encontraba la población de la periferia de Peixinhos con el aumento del hambre.

La Huerta Popular Agroecológica Dandara está situada en Peixinhos/Recife y cuenta con un grupo de unos 20 agricultores urbanos que participan en grupos de trabajo semanales para cuidar el espacio y se turnan para regarlo todos los días. Son mujeres que también luchan por la vivienda y el acceso a los derechos. Las cosechas se reparten en esfuerzos conjuntos y también se organizan talleres y mesas redondas para adquirir conocimientos, intercambiarlos y hacer incidencia política. Este trabajo acerca la naturaleza a la ciudad, fomenta la salud física y mental de las mujeres y su autoorganización.

Es una alegría para nosotros, que formamos parte del Centro Sabiá, seguir la construcción y evolución de este espacio de lucha y resistencia, que a lo largo de estos tres años ha producido no sólo alimentos libres de veneno, sino también salud y diálogo, construyendo alianzas entre investigadores, profesores, estudiantes, ONGs y grupos del propio barrio.

Al igual que Dandara, existen otras iniciativas de huertos urbanos en la RMR y en diversas ciudades del país. La agricultura urbana es una posibilidad real para crear un microclima en los centros urbanos, compostaje, puntos de drenaje de agua, lugares donde plantar y cosechar salud, buena vida, acción colectiva y hospitalidad.

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