Caatinga, guardiana del agua, manantiales y fuentes de agua

Por Juliana Peixoto, Coordinadora Territorial de Agreste, Centro Sabiá

Foto: Ricardo Araújo

El agua es uno de los elementos fundamentales para la supervivencia de los organismos en los ecosistemas. La destrucción gradual y permanente de los recursos naturales ha alimentado la degradación y la escasez de recursos hídricos en muchas regiones, especialmente en la región semiárida de Brasil, donde se encuentra el Bioma de la Caatinga.

La Caatinga se caracteriza por su rica biodiversidad, ocupando el 10% del territorio nacional (IBGE, 2019), con precipitaciones entre 400mm y 800mm, y cuenta con 232 Unidades de Conservación (UCs). Las AP son zonas que hay que proteger y se dividen en dos grupos: protección medioambiental y uso sostenible.

El bioma es el tercero más deforestado de Brasil, y existen grandes amenazas que contribuyen directamente a la desertificación (pérdida de potencial productivo) de los suelos, que afecta a cerca del 13% de la Caatinga, según datos del Laboratorio de Procesamiento y Análisis de Imágenes de Satélite de la Universidad Federal de Alagoas (UFAL). Y también por el fuego, que agota el suelo, eleva las temperaturas y favorece el cambio climático.

La deforestación influye drásticamente en la protección contra la erosión de los suelos, que, al quedar expuestos, endurecen su capa superficial y dificultan que el agua se filtre en el suelo, reduciendo su capacidad de absorber y almacenar agua, además de drenar ríos y manantiales. La mejor estrategia es mantener la Caatinga en pie, conservarla aporta muchos beneficios medioambientales, conservación de la fauna y la flora, del suelo y del agua.

Según el IBGE, en la actualidad más del 54% del Bioma de la Caatinga se encuentra en una fase elevada de explotación, lo que repercute negativamente en los recursos hídricos, que se encaminan hacia la insuficiencia o presentan altos niveles de contaminación.

Toda el agua que existe en la región semiárida, ya sea en lagos, lagunas, ríos, arroyos o pozos (superficiales o profundos), sólo procede de la lluvia. Pero para producir agua para los manantiales y las fuentes de agua, se necesita vegetación en las cuencas hidrográficas. Fortalece el suelo y regula el ciclo natural del agua, tan importante para la producción de alimentos, mantiene los barrancos en su sitio, evitando que la tierra enturbie los cauces de los ríos y mantiene las fuentes de agua durante todo el año. El servicio medioambiental que presta la vegetación es incalculable, un punto crucial para garantizar el agua en el Bioma de la Caatinga.

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