Los jóvenes del Semiárido participan en la sesión plenaria preparatoria de la COP30 y defienden la justicia climática

Por Frances Andrade
Facilitadora de la Plataforma América Latina Semiárida

Diez jóvenes del Camino de Formación de Jóvenes del Semiárido hacia la COP30, una iniciativa de la Plataforma del Semiárido Latinoamericano, participaron en la Plenaria de Jóvenes del Bioma de la Caatinga, celebrada los días 28 y 29 de julio en Caruaru (PE). La reunión forma parte de un ciclo de diálogos nacionales destinados a construir una plataforma de reivindicaciones de la juventud brasileña hacia la COP30, la conferencia de la ONU sobre el cambio climático que tendrá lugar en noviembre de 2025 en Belém (PA).

El plenario fue organizado por la Secretaría Nacional de la Juventud (SNJ), el Consejo Nacional de la Juventud (CONJUVE), UNICEF, el Gobierno de Pernambuco y el Ayuntamiento de Caruaru, con el apoyo de Terre des Hommes Schweiz. La iniciativa reunió a jóvenes de distintas regiones del país para debatir sobre la justicia climática y garantizar que las voces de la juventud rural, periférica y tradicional estén representadas en los espacios de negociación globales.

Para Adailma Ezequiel, de Polo da Borborema, los jóvenes agricultores son los primeros en sentir los impactos del cambio climático. «Ya sabemos que el clima es errático. Cuando los trajeados empiezan a sentirlo, ya nos han golpeado durante mucho tiempo. La política se construye con el pueblo. No es sólo el político o el adulto quien hace política: somos nosotros, juntos».

Durante la sesión plenaria, Adailma destacó la paradoja entre la preservación de la Caatinga y el avance de los grandes proyectos energéticos en los territorios. «No se trata de estar en contra de las energías renovables, sino de la forma en que llegan. No hay forma de producir alimentos en zonas tomadas por parques eólicos y solares, porque requieren grandes extensiones de tierra, lo que conduce a la deforestación».

Defendió el bioma como un espacio vivo esencial para la vida de quienes lo habitan. «La Caatinga tiene una riqueza inconmensurable: de flora, fauna y personas. Tenemos la misma fuerza que el umbuzeiro y el juazeiro. Queremos una Caatinga viva, en pie, que conserve su historia y sus ancestros. Una Caatinga en la que sea posible vivir, habitar, plantar y tener una vida digna», concluyó.

La participación de la Plataforma del Semiárido refuerza la urgencia de incluir las realidades de los territorios rurales y las comunidades tradicionales en la agenda climática internacional. En la reunión también se destacó el papel estratégico de la agroecología como herramienta para hacer frente a la crisis climática, especialmente impulsada por los jóvenes, que promueven prácticas sostenibles a través de la educación, la formación y la innovación.

«No necesitamos ser expertos ni científicos. Somos del territorio y entendemos lo que ocurre en él. La agroecología es nuestro futuro, y la Caatinga necesita ser reconocida constitucionalmente para que tengamos más derechos, apoyo y acceso», afirmó Sival Fiuza, de 22 años, joven quilombola de Ponta da Serra (Serra Talhada – PE) y miembro de la Plataforma del Semiárido.

En esa ocasión, Fiuza también escribió el siguiente poema:

«En el interior de Pajeú, tierra de lucha y resistencia,
La fuerza de los jóvenes brota con determinación y conciencia.
En el plenario, el grito de la generación resuena con fuerza:
Preservar nuestra Caatinga con justicia y unidad.

La Comisión de Jóvenes se ha ido multiplicando,
Agroecología en el campo, sembrando conocimiento.
Queremos la Caatinga viva, diversa, arraigada,
Con la gente al mando, la cabeza bien alta.

Queremos árboles, animales, semillas y corazones,
Respeto a la naturaleza y acceso a la educación.
No queremos deforestación, sed ni opresión,
¡Queremos agua de las cisternas y comida en el suelo!

Que los políticos escuchen lo que dicen los jóvenes:
Caatinga es nuestro hogar, es la raíz y la matriz.
Con autonomía y tierra, la vida florecerá,
Y el sertão, tan castigado, se convertirá en flor.»