Es en la lucha diaria donde logramos la transformación
María Cristina Aureliano
Ingeniero Agrónomo y Coordinador General del Centro Sabiá
En el contexto de la redemocratización de Brasil nació Sabiá, una organización comprometida con la erradicación del hambre y la defensa de los derechos humanos. Y nació de la Red de Proyectos de Tecnologías Alternativas (Red PTA). Seguramente por todo ello, siempre ha entendido que la acción política es una acción colectiva, por lo que fue protagonista en la creación de la ASA, la ANA y la Red de Agroecología del Nordeste ATER. Así ha trabajado colectivamente en los espacios institucionales de construcción y control social de las políticas públicas de seguridad alimentaria, asesoría técnica, agroecología y convivencia con el semiárido en los últimos 30 años.
Para el Centro Sabiá, su trabajo con las familias campesinas siempre ha estado directamente vinculado a su labor como organización política defensora de los derechos y las políticas públicas para las mujeres, los jóvenes y las poblaciones tradicionales y periféricas del campo y la ciudad. El trabajo político de Sabiá se ha nutrido y se nutre de su práctica concreta con las familias campesinas, de relaciones construidas sobre el trabajo, pero también sobre los afectos, la cultura y otras dimensiones de la vida. Sabiá se ha atrevido a proponer y también a acceder a las políticas públicas y este conocimiento, construido dentro de las políticas y los proyectos, es lo que ha guiado su «forma» de hacer incidencia.
Pero la incidencia política de Sabiá también está en la calle, con la sociedad y los movimientos sociales, como la ocupación de Sudene (incluso antes de convertirse en Sabiá), el Foro de la Sequía, el Grito de la Tierra, la Marcha de las Margaritas, el Foro Social Mundial y Occupy Estelita, que vinculan el campo y la ciudad a través de los alimentos. Y que siga así otros 30 años.
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