Conservación del suelo: ¿cómo pueden ayudar los sistemas agroforestales?

El 15 de abril es el Día de la Conservación del Suelo, una jornada para reflexionar y debatir sobre la degradación de nuestra tierra y las soluciones para frenar esta destrucción.

Maria Menezes
Becario de Comunicación del Centro Sabiá

La fecha se eligió en honor de Hugh Hammond Bennett, un erudito que aportó varios descubrimientos y contribuciones sobre el tema en Estados Unidos. Es urgente hablar de la conservación del suelo La FAO – Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, declaró que ⅓ del suelo del planeta está degradado. Existen varios tipos de degradación, los más comunes en Brasil, según la FAO, son:

Erosión
Proceso natural de descomposición y transporte de sedimentos, provocado por el viento o la lluvia. Pero puede potenciarse por acciones humanas, como el uso de agrotóxicos y pesticidas (veneno), el monocultivo, que es la plantación de un solo tipo de planta/alimento, la deforestación, entre otros.

Desequilibrio de nutrientes
Por salinización: el exceso de concentración de sales minerales en el suelo, que disminuye la capacidad de retención de agua, lo que se agrava en las regiones más secas, como la región semiárida, donde el agua se evapora con mucha más facilidad.

Laterización y acidificación: cuando el suelo acumula hierro o aluminio, disminuyendo la cantidad de materia orgánica.

Compactación: cuando la tierra se vuelve «impermeable», debido al manejo de maquinaria agrícola, al excesivo pisoteo del ganado y a una gestión inadecuada. Así, ni el agua ni los nutrientes pueden acceder a la capa más profunda del suelo.

Desertificación: ocurre en regiones semiáridas, donde la pluviosidad es baja, asociada a la deforestación y a la gestión en que la tierra queda desprotegida y sin cobertura, ocurre en todo el Nordeste, y en parte de Minas Gerais. Es la desecación total de la tierra, que ya no absorbe ningún nutriente y se vuelve infértil para la siembra. En todo el país, las zonas que pueden verse afectadas por la desertización, según el Ministerio de Medio Ambiente, ocupan alrededor de 1,3 millones de kilómetros cuadrados.

Celso Tavares/G1 – Reproducción/WEB

Todos estos procesos, a pesar de existir de forma natural en la naturaleza, se ven agravados por la acción humana. Las malas prácticas agrícolas, utilizadas sobre todo por la agroindustria, como el uso de agrotóxicos (veneno), la quema, la deforestación y el uso excesivo para la cría de ganado y otros animales, aumentan el empobrecimiento de la tierra. Sin tierra fértil, no plantamos; si no plantamos, no podemos comer. Esta degradación está directamente relacionada con la seguridad alimentaria de la humanidad. En general, uno puede no notar el impacto en la vida cotidiana, pero para quienes siembran y necesitan la tierra para sobrevivir, la producción de alimentos ya no es la misma que hace años.

¡La solución existe!

Las prácticas agroecológicas y los Sistemas Agroforestales (SAF ) son soluciones para preservar el suelo y restaurar las tierras degradadas. El Centro Sabiá trabaja desde 1993 en la implantación de SAE en el estado de Pernambuco, principalmente en territorios donde la desertificación es recurrente. Es posible observar la mayor adaptabilidad al cambio climático que han desarrollado las familias campesinas, evitando la pérdida de plantaciones enteras, diversificando su producción y cuidando el suelo, gracias a la implementación de estos sistemas.

Las familias de Sítio Amaraji (Rio Formoso, Zona da Mata, PE) producen de forma agroecológica, diversificada y en sistemas agroforestales.

¿Por qué los agrobosques evitan la degradación del suelo y contribuyen a su recuperación?

En este sistema, se respeta el ciclo de la naturaleza mientras se producen alimentos. Reflexiona: en el estado natural de la tierra y los bosques, ¿hay una concentración de una sola especie vegetal? ¡No! Los bosques son diversos, lo que hace que el suelo reciba los nutrientes necesarios. Lo que se necesita es una agricultura que «imite» a la naturaleza, una agricultura diversificada. Los sistemas agroforestales combinan el cultivo agrícola con el de árboles, arbustos y plantas diversificadas. Los microorganismos beneficiosos que viven en el suelo se alimentan directamente de la materia orgánica vegetal, a través de las raíces de estas plantas. Cuanto mayor es la cubierta vegetal de una zona, mayor es la diversidad de microorganismos que trabajan y hacen que el suelo sea más fértil y equilibrado.

Además de todos los beneficios biológicos, la agrosilvicultura con base agroecológica acerca a la comunidad a la tierra, concienciando a las familias campesinas del ciclo del suelo que siembran y manteniéndolo sano, al fin y al cabo, para que nosotros comamos, el suelo también necesita estar bien alimentado. Así, los alimentos sin veneno pueden seguir produciéndose y llegar a la mesa de la población.


«El bosque sustenta el suelo, y el suelo sustenta el bosque»

– Raimundo Bertino, experto en agricultura ecológica, durante una entrevista para nuestro podcast, Cantos do Sabiá.

Conozca más sobre el trabajo del Centro Sabiá con la implementación de Sistemas Agroforestales, pulse aquí.

Celebra tu feria en una feria agroecológica, ¡refuerza el trabajo de las familias campesinas que siembran sin veneno y preservan la tierra!

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